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La Basílica de Ste. Anne de Detroit es mucho más que una iglesia—es un hogar espiritual, una comunidad y un testimonio vivo de las generaciones que han construido su fe dentro de sus muros. Es un lugar donde las familias se reúnen, donde las tradiciones se transmiten y donde la fe se renueva. Como la segunda parroquia más antigua en funcionamiento continuo en el país, Ste. Anne ha sido durante mucho tiempo un faro de esperanza, acogiendo a personas de todos los orígenes, especialmente a familias inmigrantes que buscan refugio y un sentido de pertenencia.
Para nosotros, esta misión es profundamente personal. Detroit es donde comenzó nuestra historia—donde William J. Pulte no solo construyó hogares, sino un legado de fe, integridad y servicio que sigue moldeándonos hoy. Como muchos que han pasado por las puertas de Ste. Anne, nuestras raíces familiares están ligadas tanto a la fe como al trabajo arduo. También reconocemos el papel fundamental de la Iglesia en recibir y fortalecer a las comunidades inmigrantes, proporcionando no solo un lugar de culto, sino también un fundamento de identidad y comunidad. Ste. Anne encarna esa misión, siendo un pilar de tradición y renovación en el corazón de este vecindario y más allá.
Al aliviar la carga financiera de los líderes parroquiales y aportar nuevos recursos y asociaciones a la Basílica, creemos que el modelo de The Catholic Initiative ayudará a fortalecer y sostener Ste. Anne para las futuras generaciones. La fe es eterna, y con el apoyo adecuado, también lo son los espacios sagrados que la nutren. Juntos, aseguraremos que Ste. Anne siga siendo un hogar de oración, un refugio para quienes lo necesitan y una luz para todos los que buscan a Cristo. Es un honor para nosotros caminar con ustedes en esta misión—no solo para preservar esta querida iglesia, sino para ayudarla a florecer.